
Las emociones forman parte de nosotros, de nuestra naturaleza. Nos ayudan a interpretar el mundo que nos rodea, conectar con otras personas y actuar frente a los desafíos. No obstante, a veces puede ser complicado manejar lo que sentimos, desbordándonos incluso y afectando a nuestra vida. Es entonces cuando entra la regulación emocional, una habilidad clave para comprender, aceptar y gestionar nuestras emociones.
Si quieres saber más sobre qué es la regulación emocional, qué pasa cuando nuestras emociones se descontrolan o algunas prácticas para regularlas, ¡sigue leyendo!
¿Qué es la regulación emocional?
La regulación emocional es la capacidad de que disponemos para manejar las emociones de forma adecuada, asegurar el bienestar y el funcionamiento personal en todas las áreas de la vida. Las emociones no son simples reacciones; son procesos complejos que incluyen pensamientos, sensaciones y el impulso de actuar. Empujan a emprender acciones urgentes, por ejemplo, luchar cuando estamos enfadados o huir cuando tenemos miedo. La acción en sí misma no forma parte de la emoción, pero sí lo es la urgencia de actuar. Además, las emociones surgen y se van encadenando unas con otras tan rápidamente que a veces es difícil identificar la primera emoción de las secundarias que han aparecido después. En el caso de las más complejas, las interpretaciones, creencias y supuestos pueden ser parte de las mismas emociones. Por ejemplo, la desesperación es la tristeza combinada con la creencia de que las cosas son terribles y no mejorarán.Funciones de las emociones
Las emociones sirven para adaptarnos al contexto, proporcionan información o detalles importantes sobre una situación concreta. Nos preparan para actuar, nos motivan, enriquecen la comunicación con los demás y tienen una función adaptativa, permitiendo sobrevivir a la especie humana. El funcionamiento adaptativo depende en parte del estado afectivo en que nos encontremos, que por naturaleza es fluctuante. No obstante, un estado anímico alterado en intensidad, persistencia en el tiempo o inadecuación, puede desembocar en un trastorno en sí mismo o favorecer otros trastornos con entidades más graves, tales como trastornos de ansiedad y del ánimo, de la conducta alimentaria, del control de los impulsos, etc.Disregulación emocional: cuando las emociones se descontrolan
Conseguir habilidades de regulación emocional requiere identificar y comprender las emociones, reducir la vulnerabilidad emocional y disminuir el sufrimiento emocional mediante estrategias conductuales o de manejo de la atención, entre otras. En un estado disregulado a menudo nos encontramos que hay deficiencias en la tolerancia, en la modulación o en la recuperación afectiva. Por lo que hace a la intensidad o baja tolerancia emocional, existen dos tipos de disregulación, que implican los sistemas simpático y parasimpático del Sistema Nervioso Autónomo (SNA).- Por hiperexcitación: En un SNA desequilibrado por hiperexcitación encontraremos conductas disruptivas, dramáticas o auto/heteroagresivas, con sentimientos desadaptativos de rabia, no aceptación, negación, etc.
- Por hipoexcitación: En un desequilibrio parasimpático, con un SNA hipoexcitado, dominará la inhibición, la evitación o la disociación, respondiendo a sentimientos desadaptativos de miedo, culpa, vergüenza, etc.
Regulación emocional en situaciones de estrés
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que nos resultan desafiantes o abrumadoras. Aunque a veces pueda resultar beneficioso para algunas acciones cotidianas, cuando se vuelve persistente puede desbordarnos emocionalmente. Si la emoción no es muy intensa, hay una serie de pautas que ayudan a manejar la situación dolorosa emocionalmente:Estrategias clave para regular las emociones bajo estrés
- Reconocer y aceptar nuestras emociones: El primer paso para poder reducir y controlar el estrés es reconocerlo. Tomar el tiempo suficiente para reflexionar y validar la emoción que estás sintiendo.
- Controlar tu atención: Cuando nos encontramos en situaciones de estrés, nuestra mente tiende a centrarse en los pensamientos negativos. Utilizar técnicas de atención plena, como el mindfulness, pueden ayudar a reconducir los pensamientos negativos.
- Crear una red de apoyo: Es fundamental establecer una red de apoyo entre personas de confianza o profesionales. Expresar los sentimientos y recibir apoyo emocional ayuda a procesar mejor las emociones.
- Establecer rutinas saludables: Mantener una rutina saludable puede ayudar a un mejor manejo de las emociones, como puede ser la práctica de ejercicio, dormir las horas necesarias y comer de forma saludable.
- No anticiparse a acontecimientos: Uno de los causantes del estrés y ansiedad más frecuentes es sobre pensar en acciones o factores que todavía no han ocurrido y que probablemente no ocurran. No adelantarse a los acontecimientos futuros ayuda a reducir los niveles de estrés.
- Establecer objetivos diarios: Incorporar al día a día pequeños objetivos diarios puede ser muy beneficioso para controlar las emociones. Tareas como limpiar una estancia de la casa, sacar a pasear una mascota o leer 15 minutos al día, son pequeñas acciones alcanzables que pueden ayudar a la gestión de emociones.
- Minimizar los disparadores de estrés: Identificar los momentos y acciones que tienden a provocar estrés y reconducirlos.