Salud y género: nuevas perspectivas científicas

Salud y género

En las últimas décadas, realizar investigaciones sobre la relación de la salud y el género ha tomado un papel relevante en el marco científico internacional. En este artículo se abordará cómo el sesgo de género ha influido notoriamente en las investigaciones y tratamientos de la salud. El artículo El género de Enfermar, de Rosa Sender Romeo, aportará las bases para este análisis, señalando que este estudio no se limita a ideologías, sino que pretende corregir deficiencias estructurales en el análisis de la relación entre la salud y el género.

Sesgos de género en los estudios clínicos

Históricamente, se ha producido una exclusión de las mujeres en la participación de ensayos clínicos, debido a las fluctuaciones hormonales que podrían distorsionar los resultados. No obstante, Sender critica que existe una falta de curiosidad científica, que realmente ignora a un importante número de consumidoras que acuden a los servicios de salud y toman medicamentos. Esta situación ha conllevado que exista una gran desinformación acerca de como las enfermedades y los tratamientos, afectan a la salud de las mujeres.

“Resulta difícil hallar explicaciones convincentes a estos sesgos de género sin tener que remitirse a posturas obtusamente excluyentes.”

El género de Enfermar, de Rosa Sender Romeo

Esta visión de que las mujeres y sus fluctuaciones hormonales pueden distorsionar los estudios, subraya una postura más mercantilista que científica. Este enfoque minimiza la necesidad de investigación de las mujeres con rigor, lo que perpetúa un vacío relevante en la investigación científica.

Necesidad de inclusión de la mujer en la investigación

Para poder obtener datos representativos de como las mujeres experimentan cambios, es crucial que se realice una inclusión en la investigación médica. La atribución de la biología como detonante de trastornos de conducta es una respuesta común, pero tal como argumenta Sender, es importante ir más allá de una explicación reduccionista que atribuya los problemas de salud únicamente a la biología femenina. Hay que ir más allá y considerar los factores sociales y del entorno, que también tienen un gran peso sobre la salud femenina.

Este enfoque integral ayudaría a poder rellenar las lagunas de conocimiento sobre la salud de las mujeres, así como de comprender de manera más profunda sus enfermedades. 

Diferencias de salud a lo largo de los años

Entre otros aspectos fundamentales, a lo largo de la vida se pueden encontrar diferencias significativas de salud entre las mujeres y sus homólogos. Sender destaca que aunque las mujeres tienen una esperanza de vida más larga, estas tienden a tener una autopercepción de salud peor que la de los hombres

Esta característica se debe, entre otros factores, a los dolores articulares y al malestar emocional. Todo ello debe tomar relevancia en el panorama científico, para poder enfocarse en estos fenómenos y poder mejorar la atención sanitaria de este sector poblacional. 

El género y la salud mental

La predisposición genética y los factores culturales afectan en gran medida en la salud mental de las mujeres. Se encuentra una tendencia común de presentar un mayor malestar emocional, así como ansiedad y trastornos alimenticios. Otro de los grandes ejemplos de presión social está relacionada con la maternidad, que puede generar un gran malestar emocional a las mujeres.

“El temor a la desestabilización emocional ante el deseo de una maternidad que implica también una amenaza, o la aceptación de una renuncia que en ocasiones implica conflicto, suelen ser temas que se resuelven en las consultas, de manera más bien artesanal, y pocas veces alcanzan el escenario científico.”

El género de Enfermar, de Rosa Sender Romeo

Todos estos conflictos suelen apartarse del ámbito científico, subrayando una clara necesidad de investigación. Se deben desarrollar enfoques que amplíen esta visión y tomen en cuenta la biología y la cultura, para poder abordar este problema de salud mental en las mujeres, que supone todo un desafío para la investigación médica. 

La salud cardiovascular en mujeres

Durante décadas, las enfermedades cardiovasculares habían sido atribuidas al género masculino, sin embargo, en la actualidad cada vez son más los estudios en la salud cardiovascular de las mujeres. Esto se debe a que queda demostrado que la tasa de mortalidad por dichas enfermedades, es similar en ambos géneros. Sander menciona que aunque este porcentaje de mortalidad sea semejante, la pobreza y la inseguridad laboral acecha la salud de las mujeres, convirtiéndose en un factor de riesgo. Es por ello que se debe poner el foco en la necesidad de estudiar todos estos factores sociales pueden influir en la salud.

Género, economía y salud

La inseguridad y poca estabilidad económica juegan un papel crucial en la salud del género femenino. Las cargas económicas no solo afectan a los accesos de salud, tanto preventivos como de tratamiento, sino a la generación de nuevas enfermedades. En muchos de los casos, tener cargas y problemas económicos, es el desencadenante de empeorar diversas enfermedades, como la hipertensión o la diabetes, sobre todo en casos como mujeres que son cabeza de familia.

Recientes estudios demuestran la gran relación entre la situación económica de las mujeres y su salud, siendo esta un gran factor de riesgo, destacando la importancia de establecer esta variable como sujeto de estudio en la salud pública.

La urgencia de incluir el género en la investigación médica

La investigación médica plantea una urgencia ante la inclusión de la variante del género. Esta debe eliminar sesgos históricos que no solo menguan y menosprecian a un grupo poblacional extremadamente amplio, sino que impone barreras en la atención médica. 

Como se destaca en el análisis de El género de Enfermar de Rosa Sender Romeo, el enfoque en la salud femenina ha sido tradicionalmente limitado, derivando de un sesgo de género que ha afectado la inclusión de las mujeres en ensayos clínicos y el entendimiento de sus necesidades específicas. A lo largo de los años, esta exclusión se ha justificado bajo argumentos de fluctuaciones hormonales, desestimando la oportunidad de obtener resultados científicos más amplios y precisos. Esto ha generado una falta de información vital sobre cómo las mujeres experimentan tanto las enfermedades como los tratamientos, perpetuando desigualdades y barreras para una atención sanitaria equitativa.

Abordar una equidad en la atención médica y la investigación clínica desde una perspectiva de género, se ha convertido en una necesidad para mejorar la atención médica de las mujeres. La ciencia médica tiene la responsabilidad de avanzar y adaptarse, ofreciendo una visión específica y veraz de las necesidades reales de las mujeres, velando por un bienestar común y enriqueciendo unos conocimientos globales.

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