La variabilidad de modos de ser de cada persona hace que cada uno de nosotros seamos individuos únicos. No obstante, aunque todos compartimos características y rasgos que se mezclan en distintas proporciones, es factible identificar patrones de percepción y comportamiento que presentan una cierta unidad funcional, se mantienen en el tiempo y nos caracterizan como individuos.
Algunos de estos patrones son disfuncionales y hacen sufrir al individuo o a las personas que le rodean y por eso reciben el nombre de trastornos de la personalidad.
- Algunos de estos patrones son disfuncionales y hacen sufrir al individuo o a las personas que le rodean y por eso reciben el nombre de trastornos de la personalidad.
¿Qué son los trastornos de la personalidad?
En estos trastornos es más fácil que se presenten estados depresivos y de ansiedad, descontrol emocional y conductual y miedos e inhibiciones que generan malestar y problemas en todos los ámbitos de la vida.
Aunque los trastornos de la personalidad no pueden ser considerados enfermedades mentales en un sentido estricto, generan tantos problemas y disfunciones biográficas que son una de las principales causas de demanda de tratamiento psicológico y psiquiátrico en la práctica clínica.
Tratamiento para los trastornos de la personalidad
El tratamiento de los trastornos de la personalidad exige el empleo de recursos psicofarmacológicos y técnicas de intervención psicológica para la modificación de los patrones disfuncionales, tanto en el sentido de aprender a controlar la conducta impulsiva, regular los estados emocionales o liberar la conducta inhibida por miedos o fobias.
El tratamiento de los trastornos de la personalidad exige una cierta continuidad terapéutica para desarticular los patrones disfuncionales, que todo hace pensar que son debidos a alteraciones del neurodesarrollo que dificultan los aprendizajes sociales y la adquisición del control emocional. Son, por tanto, tratamientos laboriosos que ayudan a encauzar situaciones críticas, organizar el día a día y planificar el futuro de manera realista. Ese futuro es mucho mejor en los pacientes que han recibido tratamiento que en los que evolucionan sin recurrir a él.